Es una obra de dos grandes maestros que alargaban sistemáticamente las figuras, estilizaban los rasgos faciales hasta convertirlas en un grafismo, no tienen mucho naturalismo y además poseían colores de excelente calidad. Es de influencia bizantina, ambas decoraciones han sido íntegramente trasladadas al Museo de Arte de Cataluña (Barcelona), que fueron realizados en el siglo XII.
Al margen del principal de ellos, autor de los magníficos frescos del ábside, a la derecha de estas líneas, otros artistas se ocuparon de la decoración del muro meridional y del occidental, así como los pilares y los arcos que separan las naves, exhibiendo un estilo más popular y menos refinado. Otro rasgo característico de las iglesias románicas de este momento son las edificaciones de muros y paredes con piedras irregulares y pequeñas en un primer momento pero que irán escuadrándose y agrandándose con el paso del tiempo. Tiene un amplio espacio rectangular apenas compartimentado por pilastras cilíndricas y arcos formeros de medio punto, más destinados a sustentar la techumbre a dos aguas que a definir las naves. Transmite sensación de amplitud y levedad.
El muro meridional está ocupado por imágenes de profetas y escenas del Nuevo Testamento, como la Visita de los Reyes Magos adorando o la Vida de San Juan Bautista, y también del Antiguo Testamento, como el magnífico fresco del combate entre David y Goliat, a la izquierda, que se caracteriza por un cromatismo a base de ocres y tierras, el sentido narrativo de la composición y las actitudes dinámicas de los personajes.
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